Hay muchas cosas que los ciudadanos pueden hacer en beneficio de la sociedad y que no cuestan dinero. Se puede dedicar un día a ayudar en un comedor social, se puede donar sangre cada 3 meses (y además obtener un básico análisis de sangre que puede detectar si hay algún problema), se puede dejar por escrito que al fallecer usen nuestros órganos para su estudio médico o para trasplantes… pero pocos entenderían que se nos obligara a ello. Sin embargo, la mayor parte del mundo occidental entiende que se deben pagar impuestos por el bien del conjunto hasta el punto que por ejemplo la UE reconoce que la tasa real impositiva (sumando IVA e IRPF) en nuestra unión económica es del 44.89% lo que supone que trabajamos de media 5 meses al año exclusivamente para poder pagar los impuestos.
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