La rentabilidad por dividendo es una ratio financiera que muestra la cantidad de dividendos que una empresa paga en relación al precio de las acciones sobre una base porcentual. Por lo tanto, la rentabilidad por dividendo se calcula tomando el la suma de dividendos en el año por acción dividido por el precio por acción. Esto da un porcentaje que la rentabilidad por dividendo. Es decir, si una acción cotiza a 20 euros y ha pagado un dividendo de 0,80 euros, su rentabilidad final será de un 4% (0,80/20).
En España somos especialistas en proporcionar a los accionistas una alta rentabilidad por dividendo. La Bolsa española es un buen semillero para la cosecha de los dividendos. Es una de las más rentables a nivel mundial, con un retorno medio que ronda el 4,5%. Pero hay valores que superan este listón. Repsol, Telefónica, Endesa, Mapfre, Abertis y Enagás ofrecen una rentabilidad por dividendo de entre el 5% y el 9% de cara a este 2016.
En muchas ocasiones podemos ver altas rentabilidades por dividendo pero eso no tiene por qué significar que sean buenos valores en el largo plazo sino que los precios de las acciones se están moviendo comparativamente a un menor ritmo, lo que podría significar que estas empresas no están en línea con el sector, lo que puede constituir una clara trampa de valor.
En igualdad de condiciones, los inversores suelen preferir una acción con una rentabilidad por su dividendo superior. El problema potencial con las acciones de alto rendimiento se encuentra en esa parte de “el resto de fundamentales” como son los niveles de deuda o el Flujo Libre de Caja. Una elevada rentabilidad por dividendo de una empresa con problemas estructurales graves puede captar la atención de los inversores y distraerlos de las cuestiones fundamentales subyacentes.
Vayamos con un ejemplo para entender mejor la trampa de valor que pueden ofrecer las altas rentabilidades por dividendos. A finales de 2012, la acciones de la empresa Avon cotizaban a 12,96 dólares, su nivel más bajo en casi dos décadas, y la rentabilidad por dividendo se había incrementado hasta un 6,6%, lo que sin duda parece que iba a proporcionar algún valor para los inversores. Sin embargo, poco después Avon recortó su pago trimestral en casi un 75%, pasando de 0,23 dólares a sólo 0,06 dólares. De repente, la rentabilidad por dividendo de la compañía en problemas cayó por debajo del 2%. A partir de noviembre de 2015, los que compraron cuando el rendimiento era del 6,6%, (cotización 12,96 dólares) habían perdido aproximadamente el 75% de su inversión inicial.
Los principales riesgos de los valores de una alta rentabilidad por dividendos son la incapacidad para realizar los pagos de dividendos y el riesgo de interés .
Aunque los valores con altas rentabilidades por dividendo pueden ser oportunidades excepcionales es importante analizar de manera precisa sus Estados Contables para asegurar que realmente se efectuarán los pagos de dividendos. Las empresas con una trayectoria a largo plazo sólida que se encuentran con dificultades a corto plazo proporcionan oportunidades para los inversores, pero hay que analizar de manera precisa que el problema es coyuntural y no estructural.
Asimismo, los rendimientos de dividendos están siendo constantemente comparados con la rentabilidad del activo sin riesgo. Por lo que cuando los tipos de interés suben (o se descuenta una futura subida), es inevitable que se produzcan ventas de las acciones de altos dividendos, lo que lleva a la caída de precios de las acciones y una rentabilidad por dividendo superior.