Tecnología
Muchas cosas. El litigio que mantiene la agencia federal de Estados Unidos con la empresa de Cupertino despierta enorme interés por las repercusiones que tiene tanto a nivel empresarial como de seguridad. Apple no quiere que el FBI meta sus narices en el iPhone, mientras que el Departamento de Justicia estadounidense no entiende por qué la tecnológica californiana no colabora en un caso relacionado con el terrorismo.
¿Cómo surge el conflicto entre el FBI y Apple?
Syed Rizwan Farook y Tashfeen Malik perpetraron un extraño ataque en San Bernardino en diciembre de 2015 en el que murieron 14 personas y más de 20 resultaron heridas. Las motivaciones de la pareja de ascendencia árabe pero nacida en Estados Unidos para participar en este suceso todavía están por resolver.
El Departamento de Justicia norteamericano posee el iPhone de Farook y considera que en él pueden estar las claves del asesinato múltiple, y su análisis le puede llevar a establecer conexiones con grupos terroristas. ¿Lobo solitario, atentado islamista o hecho aislado? El FBI sigue con la investigación pero sus pistas se detienen en el famoso iPhone.
¿Qué quiere el FBI de Apple?
Pretende que la firma de Cupertino diseñe un software específico para desbloquear el smartphone de Farook sin que se pierda la información. Se da la circunstancia que si se introduce un código de 4 cifras equivocado, el sistema borra todos los datos, extremo al que no desea llegar el FBI.
El FBI está de acuerdo en que sea Apple la que lleve a cabo de forma independiente este procedimiento y que luego entregue la información a la agencia. Parece una mano tendida a la compañía californiana para que esta colabore sin que se produzca una amenaza de seguridad en el resto de aparatos de la compañía.
“Vemos cada vez más casos en los que creemos que hay pruebas significativas que están en un teléfono, en una tableta o en un ordenador, pruebas que pueden hacer que un delincuente sea condenado o absuelto. Si no podemos acceder a esas pruebas tendrá graves consecuencias en nuestra capacidad para identificar, detener y juzgar a los delincuentes”. Son palabras de James Comey durante el proceso que se desarrolla estos días en el Congreso de Estados Unidos.
¿Qué dice Apple?
Bruce Sewell, representante legal de Apple en el litigio afirmó que “el FBI le ha pedido a un tribunal que nos ordene que le demos algo que no tenemos, que creemos un sistema operativo que no existe y que de existir sería demasiado peligroso”.
Así mismo, considera que “además el FBI le está pidiendo a Apple que debilite la seguridad de sus productos. Piratas y criminales cibernéticos podrían usar eso para causar estragos en nuestra privacidad y seguridad personal”.
Vamos, que no piensan ceder ante las presiones del FBI por penetrar en sus dispositivos.
Equilibrio inestable entre seguridad y privacidad
El conflicto entre el FBI y Apple es un ejemplo paradigmático del inestable equilibrio que existe en la sociedad del siglo XXI entre tecnología de consumo, seguridad y privacidad. Apple se desvive por hacernos creer que los datos que tenemos almacenados en nuestros dispositivos son nuestros y de nadie más. Algo difícil de creer.
Mientras tanto, los gobiernos y departamentos de justicia (en este caso de Estados Unidos) se envuelven en la bandera de la seguridad y la lucha terrorista para abolir derechos básicos de la ciudadanía. La paranoia anti terrorista puede tener graves consecuencias para el ciudadano que ya sufre las mismas en cualquier aeropuerto todos los días del año. Desde el 11S, todo se ha vuelto más difícil, y todos somos sospechosos hasta que se demuestre lo contrario.
Ahí están las explosivas declaraciones de Michael Rogers, de la NSA (Agencia Nacional de Seguridad) en el pasado febrero cuando afirmó que los atentados de París de noviembre se podían haber evitado si las autoridades hubiesen podido penetrar en las comunicaciones encriptados de los aparatos de los terroristas.
¿Estarán preparando el guión de la película en Hollywood?
Si hilamos un poco más fino, este conflicto también parece diseñado por un guionista de Hollywood. Todos salen un poco beneficiados defendiendo su postura ya que en última instancia se ‘demuestra’ que Estados Unidos es la ‘tierra de la libertad’ donde la empresas y las agencias gubernamentales pueden trabajar de forma independiente.
Gigantesca campaña de marketing de Apple
Tampoco puede pasar desapercibido el uso publicitario que la tecnológica californiana está haciendo del litigio. Esta defensa de su independencia está consiguiendo un mayor efecto que cualquier campaña de marketing. Ahora, el poseedor de un iPhone se siente más seguro y especial, si cabe…
De cualquier manera, es evidente que la pugna Apple vs FBI es un trasunto de lo que nos espera en el futuro, un futuro marcado por el creciente (y amenazador) poder de las gigantescas multinacionales asociadas a la tecnología de consumo, lobos con piel de cordero que pastan silicio en el valle y la paranoia anti terrorista de los gobiernos cuya única solución parece la creación de un estado policial en el que todos seamos sospechosos susceptibles de ser monitorizados e investigados.