Tecnología
Según me comentó un amigo el otro día, en un examen de una policía local se prohibió terminantemente el uso de relojes. Y es que ya se ha encontrado al menos una utilidad para el reloj inteligente: copiar en los exámenes.
Desde que el mundo es mundo, han existido las chuletas, esas técnicas para aprobar exámenes sin tener que estudiar. Como la tecnología, la chuleta está en permanente evolución. En los últimos años, han unidos sus fuerzas. Aprobar cualquier examen es posible… con un pinganillo en el oído.
La trama del pinganillo
El periodismo de investigación destapó el año pasado una red que operaba en las universidades de Málaga y Sevilla. Su técnica era la del pinganillo. Se dice que cientos de alumnos usaron este sistema para despachar exámenes.
Los tramposos contaban con un suministrador que les proveía del material tecnológico necesario para urdir sus planes. Además del pinganillo, debían usar un móvil y unos cables que conectasen ambos dispositivos, aunque también existe la modalidad wireless a través de Bluetooth.
El alumno tenía que contar con un compinche situado en el exterior del aula para que le soplase las respuestas. El gran problema de este sistema es que hay que comunicarse con el compinche sin ser escuchados por la autoridad competente, es decir, el profesor. Si se solventa ese escollo, el examen puede ser coser y contar.
A riesgo de ser señalados como chivatos, un grupo de alumnos envío una carta anónima a la Universidad de Sevilla alertando de la práctica de los tramposos. Pero no es fácil luchar contra el pinganillo, sobre todo cuando existen algunos tan pequeños como una lenteja: el Tiny, casi indetectable a simple vista.
El reloj chuleta
Tal vez esta fórmula para copiar tenga los días contados, si hacemos caso de los últimos criterios en exámenes oficiales de oposiciones. “Nada de relojes, ni en la muñeca, ni en la mesa”.
Un reloj inteligente tiene capacidad para mostrar texto. Lo único que tiene que hacer el alumno es organizar una serie de archivos en su dispositivo y abrirlo en el momento en el que el examen está encima de la mesa y ya sabe las respuestas. Generalmente se baja el brillo de la pantalla lo máximo posible para que pase por un reloj normal. Incluso existen webs especializadas en estos relojes chuleta.
Un método cómodo y sencillo que, como decimos, puede quedar obsoleto en los próximos tiempos.
El boli chuleta
Recuerdo en mi época de instituto que un compañero aterrizó en un examen con hasta 30 bolígrafos rodeándole la cintura. Había tallado con esmero en cada BIC un tema del examen. Ese día concluí que ese chaval estaba un poco tarado, pero también que era “un genio criminal” y un artista concienzudo. ¿Quién se gasta varios días en tallar tantos bolígrafos? Tardas menos en estudiar… Pero la chuleta es (casi) un arte y todos los compañeros le rendimos un sentido homenaje por su obra. Creo que suspendió, no obstante…
El boli chuleta sigue existiendo, pero ahora incorpora nuevas tecnologías como el bolígrafo transmisor, conectado al móvil por Bluetooth y que también precisa de un audífono para recibir las respuestas.
También está el bolígrafo con tinta invisible que incorpora una luz para poder “iluminar” el contenido de un supuesto folio en blanco que en realidad tiene las respuestas al examen escritas.
Cámaras ocultas
Si el alumno quiere evitar tener que hablar con el pinganillo, puede utilizar cámaras ocultas y fotografiar una pregunta. Se la manda al compinche a través del móvil y este le devuelve una foto de la respuesta. Parece fácil pero hay que guardar la cámara en alguna parte. Por suerte para los tramposos, existen cámaras en miniatura que también se pueden guardar en un bolígrafo, unas gafas o en elementos decorativos como anillos o cadenas.
Chuletas miniaturizadas
Esta fórmula no requiere el uso de tecnología de última generación pero sí un poco de ingenio. Existen páginas web que se dedican a miniaturizar textos e imprimirlos en diferentes sistemas para que pasen desapercibidos. De momento, que sepamos, no se han prohibido las botellas de agua o de refrescos sobre la mesa. ¿Por qué no simular una etiqueta de una botella con las respuestas en miniatura del examen?
Menuda locura la de las chuletas 2.0 ¿verdad? ¿Dónde quedó lo de copiar las declinaciones de latín en la mesa? Pero, ahora que lo pienso: ¿todavía existe latín como asignatura en Secundaria?