El ahora de las hipotecas
|Si realmente hemos atendido a lo que se podrían denominar señales en la evolución conjunta tanto el sector inmobiliario como de los préstamos hipotecarios por parte de las entidades financieras durante el último año, resultaba más que evidente que antes o después los préstamos hipotecarios, las hipotecas iban a sufrir ajustes realmente importantes, ajustes que ya se preveía afectarán a elementos clave de estos productos financieros; los importes y los plazos de amortización.
Como veremos en esta pequeña serie de artículos que vamos a dedicar a las hipotecas tras los últimos ajustes sufridos, realmente el panorama sigue siendo poco positivo desde la perspectiva del usuario. Pero para entender mejor la situación actual es absolutamente necesario retroceder en el tiempo.
No vamos a dedicar mucho espacio a rememorar la época de la hipoteca feliz, ese periodo de tiempo en el cual las hipotecas pasaron de ser un producto de financiación rígido a un producto en el que, no sólo aumentaban de manera notable los límites de financiación posibles (llegando al porcentaje total del valor de tasación de las viviendas adquirir) sino que también aumentaban de manera muy significativa los plazos de amortización, y, por otro lado, el producto se mostraba receptivo a una suerte de refinanciación continúa mediante la cual podía ser utilizado incluso para financiar elementos ajenos a la propia vivienda adquirida.
Aquella situación, como ya sabemos, generaba unos préstamos hipotecarios a largo plazo, extendiendo en el tiempo las cuotas y por tanto generando una sensación de reducción de las mismas, lo que coincidiendo con un período relativamente amable del comportamiento de los tipos de interés hizo de este producto financiero uno de los de mayor movimiento y contratación, y por extensión, o mejor dicho en unión, la venta de viviendas resultaba espectacular y muy por encima de otros países europeos.
Obviamente que periodo de hipoteca feliz se terminó, y las consecuencias en forma de ejecuciones hipotecarias tras los reajustes tanto en los tipos de interés, como por otro lado la situación del mercado laboral, ha traído consigo una necesidad más que evidente de colocar este producto acorde a la situación actual, sin embargo, ¿ha sido así?
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