La morosidad en las hipotecas continúa aumentando
|Cuando hace dos años se alcanzaban índices de morosidad históricos en lo que a los préstamos hipotecarios se refería, la preocupación fundamental de todos los analistas del sector residía en valorar las previsiones sobre las herramientas que la propia banca ponía en juego a la hora de paliar y reducir a medio plazo esta morosidad.
Las herramientas citadas las conocemos todo si realmente se resumen en un solo concepto; endurecimiento. De esta manera alcanzar un préstamo hipotecario se convirtió no sólo en más difícil en cuanto a condiciones previas a la concesión, sino también en cuanto a las propias características de las hipotecas, que rebajaban los plazos de amortización, rebajaban también los límites máximos de financiación a la par que, cuando los índices de referencia comenzaron a reducirse, introducían diferenciales mayores con lo cual las hipotecas ciertamente no resultaban ni siquiera más baratas, de hecho en proporción resultaban más caras.
En teoría este endurecimiento de la concesión y características de los préstamos hipotecarios debiera haber en cierta medida paliado la tasa de morosidad, sin embargo lo que tal vez no se tenía en cuenta en este momento era que el periodo de crisis se iba a prolongar a la par que la tasa de desempleo aumentaría de manera enorme, lo cual generaba como así ha sido, dificultades para hacer frente a las hipotecas a núcleos familiares que hasta aquel momento se había mantenido más o menos estables, el agotamiento de los recursos y los ahorros familiares se encuentran sin duda también en el fondo de esta cuestión.
Los datos están ahí; el cierre del primer trimestre de este año 2013 coloca virtualmente la morosidad en las hipotecas en el 4%, lo que vendría a representar el punto más alto de la serie histórica que comienzan el año 1998. Y esto teniendo en cuenta que el préstamo hipotecario, dentro de los productos de financiación, continúa siendo de lejos el que menos morosidad presenta.
En volumen, y atendiendo a las cifras proporcionadas por el propio Banco de España al cierre del citado primer trimestre, las hipotecas en morosidad suman algo más de 26.000 millones de euros, dentro de una cartera de 625.000 millones de euros; lo que viene a representar como decíamos una mora del 4% que realmente supone nada menos que un aumento de un punto con respecto al mismo trimestre del pasado año donde se cerró con una morosidad hipotecaria del 3%.
Sin duda otro dato negativo a sumar al conjunto de la financiación del sector inmobiliario nuestro país poco tiempo después de conocer la cifra de deuda de los promotores inmobiliarios con un porcentaje de préstamos morosos cercano al 29%.